En muchas ocasiones me han preguntado qué diferencias hay entre counselling y coaching, y me parece que casi siempre la auténtica intención era saber qué es el counselling, ya que muchas personas están de alguna manera familiarizadas con el coaching. Esta es una disciplina que tiene mucha presencia en nuestro entorno cercano, mientras que el counselling es prácticamente desconocido. En este artículo pretendo mostrar las que considero que son algunas claves para conocer en qué consisten.
Estas dos disciplinas tienen algunas características en común, y, lógicamente, otras que les diferencian, pero no es extraño que en algunas circunstancias se confundan. La situación actual en España, donde aún no se ha regulado un marco legal que las dé soporte en el ámbito laboral, no favorece un claro discernimiento. Por otro lado, si preguntáramos a especialistas de uno y otro campo, creo que ninguno se atrevería a señalar una clara línea roja que marcaría lo que corresponde al counselling y no al coaching o viceversa. Así que, lo que se detalla a continuación es, sobre todo, una invitación al diálogo constructivo para esclarecer la cuestión aportando diferentes puntos de vista que sean integradores. No se trata de resolver una disyuntiva excluyendo uno de los elementos del dilema concluyendo, por ejemplo, un sí al counselling y un no al coaching, ni lo contrario. Los dos se justifican, tanto por su origen, como por sus objetivos y su metodología, siempre que su práctica se desarrolle desde la honestidad y respetando unos elementales principios deontológicos.
Con todas las reservas que se deducen de lo anterior, me atrevo a proponer unas características que ayudan a diferenciarlos, siempre desde mi punto de vista, y, por supuesto, revisables.
Semejanzas.
- El counsellor y el coach son facilitadores del cambio. Sus servicios son solicitados, tanto por individuos como por organizaciones, para acometer un proceso de cambio que desean emprender. Las personas pueden estar interesadas en superar una situación de crisis emocional o vital de más amplio alcance, o incluso no estando en situación de crisis, se proponen reorientar su modo de vivir para aproximarse a lo que consideran un escenario de mayor satisfacción o plenitud; en definitiva, a su autorrealización. Las organizaciones también solicitan asesoramiento para hacer un diagnóstico de su situación y establecer medidas de actuación que les permiten lograr eficientemente acercarse al cumplimiento de su misión y su visión en el marco del respeto a sus valores fundacionales.
- La aproximación al cambio se hace de manera sistemática y organizada, a través de un método consolidado. Ayudar a las personas y organizaciones para el cambio no se puede hacer de una manera improvisada ni simplemente con buena voluntad. Los especialistas investigan sobre la naturaleza humana y sus múltiples dimensiones: física, emocional, mental y, en algunos casos, espiritual. Sus actuaciones están basadas en una formación fiable y en su experiencia vital y profesional.
- Fomentan la autonomía de las personas. Aunque una persona se acerque a la consulta por una circunstancia muy concreta que está viviendo, el objetivo del counsellor y del coach es que encuentre los recursos necesarios para superarla y que, a la larga, no solo le sirvan para enfrentar esa situación concreta, sino que pueda acometer con solvencia nuevas realidades que se le presenten. La intervención con una persona que solicita ayuda tiene una duración limitada que depende de cada caso. El experto tiene mucho cuidado de no generar dependencias que limiten la libertad y la independencia del cliente y trata siempre de estimular las competencias para que se haga dueño de su vida.
- La práctica del counselling y del coaching responden a planteamientos éticos y deontológicos que exigen el respeto a la dignidad de la persona. Entre ellos y la persona ayudada se establece un vínculo en el que lo central es la persona. Su relación debe estar marcada desde el principio por un contrato explícito en el que se acuerde lo que se puede esperar de los intervinientes en la propia relación de ayuda: objetivos, principios éticos de actuación, remuneración económica en su caso, etc.
Diferencias.
Mientras que creo que es fácil que tanto counsellors como coaches estén de acuerdo en que comparten estas características, a la hora de hablar de las diferencias es posible que no haya consenso. Por eso, lo que viene a continuación está abierto a la discusión para que se pueda alcanzar una idea más cabal acerca del tema.
- Integralidad frente a segmentación. La aproximación a la persona que se hace desde el counselling es siempre integral. Se tienen en cuenta las múltiples dimensiones del ser humano y su interrelación: lo corporal, lo emocional, lo racional y la integración de todo ello que podríamos entender como dimensión espiritual (no siempre tenida en cuenta) están conectados de manera que lo que afecta a una de las partes afecta al conjunto del ser. Esto puede ser aceptado por un coach, pero no necesariamente forma parte de su estrategia de actuación. Desde mi punto de vista, el coach que fundamenta su trabajo en esta visión holística del ser humano tiene más garantías de éxito. No obstante, la variedad de campos en los que interviene el coaching nos muestra que en ocasiones no parece necesario este acercamiento. Por ejemplo, una persona puede solicitar asesoramiento de un coach para mejorar sus dotes de orador y conferenciante; o para incluir en su vida una dieta alimenticia que le ayude a superar una enfermedad; o para diseñar una estrategia de marketing que le sitúe con ventaja en un mercado competitivo. El coach puede ayudar suficientemente incidiendo justo en esos ámbitos de la vida del cliente, sin necesidad de un abordaje de la persona en su conjunto, mientras que personalmente no concibo que se pueda hacer desde el counselling un planteamiento segmentado o no integrador.
- Origen en la Psicología Humanista, frente a orígenes muy diversos. El counselling surge en torno a los años 50 del siglo XX en el marco de la Psicología Humanista, a partir de investigaciones y desarrollos prácticos de figuras como Carl Rogers, Abraham Maslow, Rollo May y otros. Consecuentemente, siempre ha estado muy ligado al ámbito académico y los profesionales acreditan generalmente una formación universitaria basada en lo que surge a partir de esa línea de la Psicología. En cambio, una vez más debido a la diversidad de orientaciones que puede tener el coaching, la formación de sus expertos no necesariamente tiene esa raíz, ni siquiera tiene por qué tener formación universitaria. Un coach o entrenador deportivo puede ejercer muy bien su papel contando solo con su experiencia o estudios en ese campo; un mentor o coach político puede asesorar a un candidato a un cargo electoral solo con su experiencia o su intuición; un influencer puede adiestrar a alguien que desee adoptar un estilo de vida determinado, tal como vegano, minimalista, deportivo o cualquier otro, sin esa fundamentación académica. En general, podría ser suficiente con una experiencia en el área correspondiente, aunque sería preferible que se sostuviera en la reflexión y el estudio profundo.
- No directividad frente a instrucción. Desde sus comienzos, el counselling ha subrayado el protagonismo de la persona a la hora de decidir sobre lo que quiere hacer con su vida. El counsellor no impone un modo de comportamiento, y procura siempre que sea la persona quien desde su autonomía e independencia diseñe sus objetivos y los pasos que ha de dar para alcanzarlos. Con el tiempo, esta no directividad ha ido modulándose y presentando matices, pero una clave de funcionamiento es que el counsellor acompaña pero no dirige; ni siquiera, idealmente, cuando el cliente exige que se le den soluciones en cuya gestación él no haya intervenido. Sin embargo, un coach puede ser un instructor que está en la posición de quien sabe frente a quien no sabe. Él marca los pasos que llegan al objetivo que le plantea quien acude a su consulta. El coach espera que el cliente se comporte de una manera determinada para alcanzar sus metas, y eso es lo que espera el cliente: pautas claras y asequibles para un plan concreto. Podría decir: si quieres llegar a ser un buen … (póngase lo que se quiera) haz esto, esto y esto.
- Orientación al ser, frente al tener. La razón de ser del counselling es favorecer que el individuo alcance la plenitud: un modo de ser en el que se integren su autenticidad, la empatía con los demás que sustente una actitud de servicio y la eficiencia en su relación con el entorno. Un coach puede también estar en sintonía con este planteamiento, pero no es condición necesaria para su función. Su actuación puede subrayar más el interés de tener ciertas competencias y destrezas para el desempeño de distintas actividades en su vida que considera signos de éxito.
Como se dijo desde el principio, lo tratado hasta aquí no es sino una propuesta para el debate que permita discernir entre el papel del counsellor y el del coach.
Y tú, ¿qué opinas al respecto?

